Índice
- Contexto del sermón del Pastor Jang Jae-hyeong y visión general del tema: Pasión por la defensa del evangelio y la esencia de la fe
- La restauración de la identidad y el misterio de la filiación: De esclavos bajo la ley a hijos de Dios
- Promesa y ley, fe y libertad: Redescubrimiento del núcleo del evangelio a través del análisis de Gálatas
- Encarnación, redención y el significado de la salvación: La venida de Cristo y la historia de la redención humana
- La comunidad eclesial, el amor y la superación de la división: El camino hacia la recuperación de la espiritualidad de la iglesia primitiva
- Aplicación a la vida de fe actual: Libertad, identidad y construcción de una iglesia centrada en el evangelio
- Contexto del sermón del Pastor Jang Jae-hyeong y visión general del tema: Pasión por la defensa del evangelio y la esencia de la fe
En su sermón, el Pastor Jang Jae-hyeong se centra en la Carta a los Gálatas, enfatizando la esencia y el valor del evangelio, así como la necesidad de mantenerse alerta ante distorsiones que puedan surgir. El pasaje principal, Gálatas 3 y 4, destaca la relación entre promesa y ley, la redefinición de la identidad del creyente, el contraste entre hijo y esclavo, y la libertad y derechos del heredero en Cristo.
Jang interpreta el texto situándolo en su contexto histórico-cultural, abordando problemas como los conflictos internos de la comunidad eclesial, las divisiones, y el influjo de “falsos maestros judaizantes” que oscurecen la verdad del evangelio. Desde el inicio, menciona las discusiones entre denominaciones acerca del estilo de culto, la forma de la alabanza, el uso de instrumentos musicales y la posibilidad de que la adoración humana se vacíe de autenticidad. Estas reflexiones apuntan a la necesidad de retornar al genuino evangelio y a la verdadera adoración.
Citando los Salmos, “Alabad a Dios con todo lo que tengáis”, Jang señala que la controversia surge cuando las formas e instituciones humanas pierden su sentido original. Por ello, exhorta a reenfocar la atención en la esencia del evangelio: toda adoración, alabanza y estudio bíblico deben conducir a comprender la identidad de “hijos de Dios” y la libertad en Cristo.
El Pastor destaca la importancia de la lectura y meditación constantes de la Escritura, comparando Gálatas con otras epístolas paulinas (como Romanos y Hebreos) para captar el mensaje central del evangelio. No se trata solo de adquirir conocimiento, sino de afianzar la determinación de “defender el evangelio” y vivir una fe auténtica, sin adulteraciones, en el seno de la comunidad. Para Jang, el núcleo del evangelio —la filiación divina y la libertad que proviene de la fe— es la fuerza que preserva a la iglesia.
- La restauración de la identidad y el misterio de la filiación: De esclavos bajo la ley a hijos de Dios
El Pastor Jang subraya continuamente la cuestión de la “identidad de la fe”. En Gálatas, Pablo afirma que los creyentes ya no son esclavos sino hijos de Dios. Esta “filiación” es central en la comprensión del evangelio, y Jang destaca la magnitud del cambio que esta nueva identidad implica.
Bajo la ley, el hombre vivía como un esclavo, pues aunque la ley revelaba la santidad de Dios, el pecado impedía al ser humano alcanzarla. La ley funcionaba así como un espejo que mostraba la debilidad humana. Pablo lo compara con la infancia del heredero, todavía bajo tutores y administradores: una etapa inmadura donde la ley, como “principio elemental”, tenía su función. Pero al llegar el tiempo señalado, el heredero recupera la posición de hijo y obtiene verdadera libertad.
Jang enfatiza que este cambio no es meramente institucional, sino una transformación radical del ser. Al hacerse hijos, los creyentes se convierten también en herederos, entrando en una relación íntima con Dios. Poder llamarlo “Abba, Padre” supone pasar del temor reverencial a una conexión cercana y amorosa. Esta conciencia —“Soy hijo de Dios”— constituye un cimiento inamovible que impide cualquier regreso al legalismo o a la inseguridad religiosa.
- Promesa y ley, fe y libertad: Redescubrimiento del núcleo del evangelio a través del análisis de Gálatas
Otra cuestión clave en Gálatas es la relación entre la promesa y la ley, así como la salvación por la fe. El Pastor Jang subraya la claridad con que Pablo integra la promesa dada a Abraham y la ley entregada a Moisés en Gálatas 3-4.
La promesa a Abraham se cumple en Cristo mediante la fe. Esta promesa es fruto de la gracia incondicional de Dios, no del mérito humano ni de la obediencia a la ley. Su cumplimiento se concreta con la venida, muerte sustitutiva y resurrección de Jesús. Mientras tanto, la ley, lejos de ser inútil, revelaba el pecado, la imposibilidad humana y orientaba a los creyentes hacia el cumplimiento definitivo en Cristo.
La ley fue un “tutor” hasta la llegada del Hijo de Dios que, en el momento exacto, redime a los que estaban bajo su yugo. Al creer, la persona deja de ser esclavo de la ley y se convierte en heredero con libertad. Según Jang, esta libertad no supone abolir la ley, sino encarnar su fin en el amor y la obediencia voluntaria que brotan de la fe. Así, el mensaje central de Gálatas es: “Por la fe somos justificados, hechos hijos de Dios y liberados de la esclavitud legalista.” Esta verdad es la esencia del evangelio y el principio que rige la vida cristiana.
- Encarnación, redención y el significado de la salvación: La venida de Cristo y la historia de la redención humana
Jang medita sobre Gálatas 4:4 en adelante, donde se afirma: “Cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y bajo la ley.” La encarnación marca el clímax del plan de salvación, un “kairos” que altera cualitativamente la historia humana.
La venida de Cristo busca redimir a quienes estaban sometidos a la ley, liberándolos del pecado. Esto no sucede desde una distancia celestial, sino con Dios mismo irrumpiendo en la historia como hombre. Este acto amoroso y sin precedentes no tiene equivalente en otras religiones, pues muestra cuánto se abaja Dios para rescatar a la humanidad.
El Pastor destaca que la muerte y resurrección de Cristo, junto con Su sacrificio expiatorio, transforman radicalmente la condición humana. El pecado, la debilidad, la incapacidad de cumplir la ley y la condena quedan anulados. La salvación involucra tanto la justificación legal ante Dios como la transformación del ser, haciéndonos hijos. A los redimidos se les otorga el Espíritu Santo, quien les permite clamar “Abba, Padre” con confianza y amor. Esto demuestra que ya no hay motivo para retroceder a las antiguas ataduras.
- La comunidad eclesial, el amor y la superación de la división: El camino hacia la recuperación de la espiritualidad de la iglesia primitiva
Jang aborda además las tensiones comunitarias que enfrenta la iglesia. Pablo había forjado con los gálatas una relación tan entrañable que, según sus palabras, habrían dado hasta sus propios ojos por él. Ahora, la influencia de los judaizantes causa divisiones y conflictos, generando gran dolor en el apóstol, quien compara este proceso con los dolores del parto, deseando “dar a luz” nuevamente una iglesia conforme al corazón del evangelio.
El Pastor Jang observa que, igual que en el siglo I, las comunidades actuales caen en legalismos, ritualismos vacíos y discusiones estériles sobre formas de culto, instrumentos musicales, tradiciones o normas externas. Esto provoca la pérdida del amor genuino, las críticas mutuas, la hipocresía y una religiosidad superficial. Tales actitudes son como “levadura” que contamina el cuerpo eclesial.
La solución es volver al evangelio, que libera de la esclavitud y del juicio legalista, promoviendo el amor, el sacrificio mutuo y la unidad. Cuando la iglesia se centra en la gracia y la verdad del evangelio, revive la fuerza espiritual de la comunidad primitiva, restaurando el amor sacrificado y la armonía interna.
- Aplicación a la vida de fe actual: Libertad, identidad y construcción de una iglesia centrada en el evangelio
Por último, el Pastor Jang aplica estos principios a la realidad contemporánea. El cambio de esclavos a hijos, la libertad en Cristo, la presencia del Espíritu que nos hace invocar “Abba, Padre” y la recuperación del amor comunitario no son solo ideas, sino verdades prácticas para el creyente de hoy.
En la actualidad, los cristianos aún enfrentan tentaciones legalistas, costumbres superficiales, presiones culturales e incluso divisiones internas. Jang llama a reenfocar el “centro”: el evangelio y la identidad como hijos de Dios. Esta identidad impide que el creyente sea arrastrado por doctrinas falsas, ritualismos vacíos o influencias mundanas.
La meta de la vida de fe es una libertad ejercida con responsabilidad, amando a Dios y al prójimo. Así como Jesús venció la tentación al afirmar que el hombre vive por la Palabra de Dios, el cristiano, guiado por el Espíritu, se dirige a Dios no con temor ni coacción, sino con la plena confianza filial de un hijo.
Jang señala que esta identidad da al creyente una valentía inquebrantable. Pablo mantuvo su firmeza ante los poderosos gracias a su confianza como hijo de Dios, y de igual modo, hoy los creyentes pueden resistir la presión social, política o cultural, reflejando la gloria y el amor divinos.
Una correcta comprensión de la libertad y la identidad construye iglesias sanas, evitando confundir libertad con libertinaje o caer en la condena mutua. Si la iglesia conserva el evangelio como eje, crecerá en poder espiritual y afecto fraternal, permaneciendo firme frente al legalismo, las enseñanzas espurias y la superficialidad religiosa.
Conclusión
A través de estos seis ejes, el Pastor Jang Jae-hyeong resalta que el mensaje central de Gálatas es la justificación por la fe, la filiación divina y la libertad ganada en Cristo. Expone la relación entre promesa y ley, la transición de la esclavitud a la filiación, y el paso del legalismo al genuino evangelio. Además, recalca el misterio de la encarnación y la redención, mostrando que la salvación trasciende sistemas religiosos y surge del amor y el sacrificio divino.
De aquí se desprende el llamado a que la iglesia supere las divisiones y se aferre a la verdad y al amor del evangelio. El creyente contemporáneo debe afianzar su identidad filial, vivir en libertad y no temer al mundo. Debe evitar el legalismo, el ritualismo o las disputas por elementos externos, recordando que lo esencial es retornar siempre a la esencia del evangelio.
Sea en la adoración, la alabanza o el estudio de la Palabra, todo debe orientarse hacia la relación filial con el Padre. Al arraigar nuestra identidad en “Abba, Padre”, accedemos a la auténtica libertad y a la herencia espiritual abundante. Este es el corazón del mensaje que el Pastor Jang desea transmitir, el centro que, si la iglesia y los creyentes abrazan, les permitirá vivir una fe firme, auténtica y colmada de amor en nuestro tiempo.